Cartagena de Indias
Me quedé en el barrio de Bocagrande que era donde estaba mi hotel, y la mayoría de los hoteles, una península llena de edificios muy altos con la playa enfrente.
Convento de la popa
En el siglo XVI los indios y negros esclavos tenían un lugar donde adoraban a un dios de nombre Buziraco.
Al parecer la virgen se le apareció en sueños a un fraile que estaba en el desierto colombiano y le dijó que allí levantara un templo para su adoración, entonces este señor fue y les tiró la estatua barranca abajo del dios a los pobres negros, porque si hay algo que no les gusta desde tiempos inmemoriales a los cristianos, es compartir la propiedad horizontal y menos teniendo tan buena vista, pero ojo! por suerte para ellos, ahora tenían una virgen nuevecita a quien adorar, la Virgen de la Candelaria, morena y todo, patrona de la ciudad hasta nuestros días.
También la virgen tuvo sus detractores, hace algunos años los vecinos de los alrededores de la falda del cerro se quejaron por las multitudinarias procesiones que sus fieles le hacían cada año, así que la virgen tuvo que acotar sus salidas y los fieles la pueden ver cada febrero en la Iglesia de la Ermita al pie del cerro, antes paseaba más ahora sólo se muda de casa.
Volviendo al convento, cuenta la historia que entró por una sus ventanas un cañonazo lanzado desde el fortín de San Felipe, último baluarte de los españoles en Cartagena, y otro edificio maravilloso pero que no subí porque el calor era demasiado para mi, y no se podía entrar, sólo circunvalarlo por una serie de trabajosas escalinatas, así que desistí, mi amor por los edificios históricos tiene un límite; bueno retomando, resulta que dicho cañonazo casi le arranca la cabeza al mismísimo Simón Bólivar que se había instalado allí con sus tropas libertadoras.
Vale la pena subir a este cerro, para disfrutar de la hermosa vista de la ciudad y del edificio religioso propiamente dicho, que es de principios del siglo XVII y es hermoso, muy bien conservado ( como todo lo antiguo en Cartagena ).
*Hay que tener en cuenta que si bien Cartagena es bastante segura, la zona donde está el convento no lo es tanto, así que si vas por tu cuenta no subas a pie, ni muy tarde, ya que los taxis para volver están hasta cierta hora, por lo demás la visita te lleva como máximo una hora. Además recomiendo siempre andar con una botella de agua y sombrero en lo posible, esto va para todos los lugares, porque el calor verdaderamente se siente.
Se supone que si entrás en ese zapato adelgazas 5 kilos según la leyenda, lo que debe ser cierto porque eso de bronce abajo del sol estaba candente...
Casco antiguo
Es impresionante caminar por el casco histórico, no en vano es Patrimonio de la humanidad de la UNESCO, las calles, las casonas, los sonidos, los aromas, la abundancia de comida, la música, todo te transporta a la época donde empezó la occidentalización de América del Sur.
De repente en una esquina hay un señor con un machete partiendo cocos, mirás enfrente y cruza un carruaje con su clave crujiendo a más no poder por efecto de los adoquines, conducido éste, por otro señor usando galera y moño, innumerables enredaderas que cuelgan de los balcones de madera no te dejan olvidar que estás en un lugar tropical, iglesias, barcitos, farolas, pequeñas plazoletas y alguna que otra gorda del afamado escultor Fernando Botero.
Lo que me pareció cómico es que los taxis en vez de vos llamarlos a ellos te tocan bocina al pasar, como diciendo: eh! estoy libre, tomáme!, ojalá acá fuese así, cuando precisas un taxi vienen todos ocupados y la easytaxi está caída...
El paisaje cultural es realmente bello y perfectamente conservado. Y como si fuese poco, todo rodeado de una gran muralla con baluartes y puentes por doquier.
Los personajes más vistosos del lugar son sin lugar a dudas las palenqueras, que son unas señoras muy arregladas con tocados y vestidos de vivos colores que recuerdan los primarios de la bandera colombiana, estas venden frutas, y los turistas enloquecen por tomarse una foto con ellas, por supuesto que también lo hice, en definitiva soy parte del rebaño, además es un lindo recuerdo de Cartagena.
Las palenqueras, proceden de un linaje de negros que escaparon de la esclavitud y en medio de la selva iban formando los Palenques, de ahí su nombre, allí podían vivir en libertad y bajo sus propias reglas.
A 50 kms de Cartagena hay un pueblo, San Basilio se llama, fue uno de los primeros palenques, y es de donde proceden la mayoría de ellas; viajan todos los días hasta la ciudadela para vender sus productos y su imagen, puesto que sacarse una foto no es gratis, no al menos que quieras que te puteen en un dialecto mezcla de portugués antiguo con castellano, el precio varía según la modelo en cuestión, pero tené en cuenta que no son ellas quienes quieren una foto con vos.
Más allá de lo que se puede apreciar a simple vista, como en todos los lugares antiguos, hay un sin número de leyendas que amedrentarían de lo lindo a los más incautos y a los no tanto también, porque sacando todas las personas que deambulan por el lugar y la iluminación artificial, debió dar un poco de miedo caminar en la noche por sus callejuelas empedradas, en alguna época lejana; el alma de un cura sin cabeza, una yunta de caballos prendidos fuegos, duendes que escandalizaban la noche, espíritus que se burlaban a carcajadas de las procesiones mortuorias, manos que te sacaban el cigarro de la boca ( estas creo que eran de los fantasmas buenos ) , son algunas de las historias que encierra la ciudad amurallada que fue atacada infinidad de veces por los piratas también.
Las esmeraldas son el orgullo de los colombianos. Colombia es el segundo productor mundial de esmeraldas detrás de Zambia, el otro competidor fuerte que tiene Colombia es Brasil, pero al parecer no tienen la misma calidad que las esmeraldas colombianas, un anillo con una pequeña piedra te puede salir en el entorno de los U$S 100, barato para lo que son los precios en el resto de América.
A quien le interese la historia y la riqueza patrimonial está en su salsa en este sitio... y a quien no, pues la gastronomía es de primera calidad, hay tiendas de todo tipo, galerías de arte, bares y locales bailables no faltan tampoco, muy completo el casco histórico; por la noche la gente local y los turistas se congregan en la muralla que en el día es intransitable por el calor, pero por la noche cobra mucha vida.
Todo muy limpio y prolijo en Cartagena, también muy seguro me pareció. Lo único que no me gustó de toda la estadía en Cartagena fue que los vendedores no te dejan en paz en la playa, todo el tiempo te están ofreciendo cosas, comida, pulseritas, masajes, forros para el celular, sillas, incluso un día estaba adentro del agua y se me acerca uno arriba de una moto acuática, yo pensé que era un guardavidas y que era para decirme que no entrara tan profundo, pero no, era para preguntarme si quería alquilarla.
Isla de San Andrés
Bueno de Cartagena seguí viaje a la isla de San Andrés, tuve que hacer la conexión en Bogotá, y pagar una tasa de turismo de U$S 40 en el aeropuerto antes de salir.
La isla es hermosa, el agua que la rodea es transparente y calentita, allí el mar Caribe se transforma en el mar de los 7 colores, un efecto visual que te hace ver el mar dividido en 7 tonos de azul, una belleza verdaderamente, miraras por donde miraras estaba lleno de peces de colores en la orilla y donde no habían construcciones, la naturaleza copaba con abundante vegetación de aspecto y textura rústica.
En algunos sectores hay enormes manglares que se pueden visitar de forma guíada; esta zona del Caribe es abatida cada tanto por huracanes, el último se llevó una playa entera en el sector este, que todavía está en recuperación, sin embargo pocas casas son de ladrillos, la gran mayoría de ellas son de madera y techo a dos aguas.
La fauna marina es abundante, se puede bucear pero basta con ponerse un rato a observar el agua desde algún muelle para ver pasar infinidad de peces, mantarrayas, y algún que otro tiburón nodriza, que son de los que no hacen nada, según los locales...
La isla principal como los dos cayos cercanos, Johnny Cay y Rose Cay están rodeados de arrecifes de coral, por lo que si te metés al mar lo debes hacer con zapatos de agua para evitar cortes, de hecho en los cayos la playa está formada por pequeños trozos de coral muerto.
En el centro de San Andrés hay una laguna de agua semisalada, Big Pond, allí funciona una reserva de yacarés, se los puede alimentar incluso, están muy acostumbrados a la presencia de turistas.
La cobertura de internet no es muy buena, y al menos en mi hotel la tenías que pagar aparte, pero quién quiere navegar teniendo semejantes paisajes delante de tus ojos?
La electricidad y el agua potable son bienes muy preciados en la isla, ya que no cuenta con una fuente de agua dulce viable, la población local tiene cortes de energía frecuentes y el uso del agua potable es muy acotado.
En las escuelas se enseña el inglés y el español, y en cuanto a las religiones que practican la mayoría son protestantes, seguidos de los cristianos, musulmanes y en menor medida los judíos.
La gente re-amable al igual que en Cartagena, todos te dicen señor eso me daba mucha gracia y que les llamara bastante la atención mis ojos, se ve que en Colombia no son muy comunes los ojos claros, incluso una chica no me creía que eran verdaderos y pegó su frente a la mía para verlos de cerca, muy de cerca.
Los locales hablan el Creole, un idioma que sólo se habla en el archipiélago de San Andrés, y que fue adoptado por los esclavos africanos que habían traído a la isla los ingleses, para no ser entendidos por sus amos, por ejemplo para decir agua = water decían wuata, ventana=window=winda, y así, algunas palabras que recuerdo ahora.
Habíamos turistas de todas partes, de América Latina los más numerosos eran por supuesto los locales y en segunda medida los argentinos, después me crucé con varios brasileños, chilenos y paraguayos, algunos europeos hablando idiomas que no reconocí, un día jugué un picadito en la playa con unos croatas, nada les entendía, pero el fútbol es un idioma universal.
Hay embarcaciones que cruzan a los cayos, una experiencia sublime, en Rose Cay hay un acuario, pequeñas piscinas naturales con cientos de peces y en Johnny Cay hay una reserva de iguanas, intimidantes la verdad, pero sólo de aspecto porque son bien buenas.
La verdad que es una maravilla este lugar, la gente, la comida, la gran diversidad de fauna y flora impacta de verdad. Un viaje muy recomendable para olvidarte del mundo por un rato.
Bueno, esto fue todo de mi viaje por Colombia.
